miércoles, 21 de agosto de 2013

No es reedición, es redención

(Foto: gentileza La Perla Irregular)
Pablo Vidal es fanático de Los Beatles. Los nombra a cada rato y los usa cada tanto en sus discos. Vidal le afana a Los Beatles, lo reconoce sin vueltas y tiene un argumento muy sólido para justificarse. “Creo que los mejores compositores y los mejores grupos son los que saben reelaborar otras músicas en función de una propia. Los mejores temas generalmente son robos de otros”, dice Pablo, desde su departamento del barrio de Floresta, en Buenos Aires. Inmediatamente pone un par de ejemplos y, claro, nombra a los Fabulosos: “La melodía de ‘Blowin in the Wind’ es la misma de un tema folk tradicional irlandés. Bob Dylan agarró un tema ya hecho y le cambió la letra. No un tema, varios temas. Porque está esa costumbre en la música folk de agarrar una melodía y cantarle distintas letras. Lo mismo con ‘Girl from the North Country’, que está en el segundo disco. ‘Come Together’, de Los Beatles, es una cita de un tema de Chuck Berry que se llama ‘You Can’t Catch Me’, y hasta tiene un robo en la letra.”

viernes, 2 de agosto de 2013

Buscando nuevas epopeyas

(Foto: Guido Adler)

Ubicada en Palermo Soho, rodeada por bares elegantes, locales modernos y gente vestida ad hoc; la casa de Skay tiene un portón inmaculado y una pared completamente pintada por varios grafitis. Ninguno hace alusión a su nombre ni a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. En el barrio, nadie lo reconoce. Puede caminar tranquilo por sus cuadras sin ponerse a pensar que aparecerá la horda de desangelados a hacerle el aguante durante todo el recorrido. Además, pasa desapercibido cuando no está vestido para salir al escenario con sus lentes, sus pañuelos y su actitud avasallante. En persona, Eduardo Beilinson es distinto. Es un tipo tímido que se atropella para hablar, quizás por haber estado tanto tiempo callado en las entrevistas, a la sombra de Carlos Alberto “Indio” Solari. Además se mantiene todo el tiempo con una sonrisa y una actitud amable y simpática que subraya con sus ojos celestes. Ofrece mates amargos, fuma y convive con su eterna compañera y manager Carmen “Poli” Castro. Ambos forman una pareja que constantemente esquivó los caminos convencionales por donde se suponía que debían transitar, en la vida y en la música.
Skay siempre se las ingenió para recorrer los caminos de la libertad, como lo asegura en una de sus canciones. Lo hace desde la infancia, cuando aún era el pequeño Edu, hijo de una familia acomodada de la ciudad de La Plata. Ya, en esa época, algo le decía que encajar no era lo suyo. Durante la adolescencia, en 1968, se dio cuenta de lo que realmente quería: una Europa convulsionada por la psicodelia, los ideales hippies y la revolución del Mayo Francés lo alimentó para toda la eternidad. Volvió a la Argentina siendo el mismo, pero convencido de la vida que debía buscar. Abandonó a su familia de guita, conoció a Poli, se fue a vivir en comunidad y comenzó a pensar que no es rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Y aplicó esa idea para todo lo que hizo desde entonces. También supo ser invisible para la dictadura, yéndose a vivir a Salta. Al regreso de su experiencia en el Norte, la pareja, junto al Indio, convirtieron a Los Redondos en la banda más popular del rock argentino y crearon una leyenda que aún hoy se mantiene vigente y en crecimiento.