jueves, 17 de abril de 2014

Elegir no traicionarse


Una vez conocí a una chica que no me parecía muy linda. No tenía demasiados atributos físicos, no entusiasmaba a la vista. La miraba con sus veintipocos y podía ver en ella un futuro de vieja complicada, vislumbraba su pronta decadencia. No estaba buena la sensación. Se despertaba y desayunaba cigarrillos. Su voz chillona cada tanto adquiría musicalidad. Se embalaba en las charlas convirtiéndose en un largo punteo preciso y aburrido que escalaba hasta llegar al clímax. Mucho vocabulario, poca emoción. Era Yngwie Malmsteen. Además, la dominaba el malhumor y estaba un poco alterada por la vida.

No garpaba ni dos mangos, pero una noche descubrí que tenía algo. Salimos a escabiar y me di cuenta de que nuestras personalidades se parecían. Fue una señal, me hacía mirarla distinto. Su charla interminable ya no era insoportable. Nos fuimos porque ella quería comprar puchos y caí cuando la vi borracha, sin saber para dónde ir. Me quedé mirándola: una piba que se vestía desordenadamente, que se emborrachaba feo, que tenía una panza cervecera que encajaba bárbaro con todo su ser y que así se sentía bien. Más tarde conocí su departamento, con una cocina dada vuelta de cosas sucias. Era un dos ambientes con vasos usados y ceniceros repletos repartidos como floreros. Siempre quise conocer a una chica que se cagara en las formalidades y dijera “hoy no limpiamos, hoy compramos algo para comer y nos quedamos en la cama a hacer nada”. Ese lugar y ella me identificaban. Y me encantó, me gustó mucho. Ya era hermosa.

jueves, 10 de abril de 2014

El rock del ancazo


Metal progresivo experimental con toques de psicodelia, funk, free jazz y letras en idiomas inventados, desde la tierra del Monumento al Sánguche de Milanesa, con un Mars Volta de invitado. ¿Qué carajos? El trío tucumano Los Random se está convirtiendo en uno de los más prestigiosos grupos emergentes argentinos gracias a Pidanoma, su reciente segundo disco, una obra exigente y maravillosa que traslada por varias capas de sensaciones, climas y sonidos. Un álbum que cumple con el mandato del Señor Damián, que aparece sampleado entre la banda, y Marco Antonio Solís: todo se trabaja mentalmente.

En 2009, el demencial EP Prrimo, The les sirvió de presentación. En Todo.s los colores del (2011), acentuaron su veta metalera abrumadora y comenzaron a destacarse. En este nuevo trabajo, la madurez de estos pibes que promedian los 24 años sorprende. Grabado en vivo en su estudio de Tafí Viejo, con la producción de Ramiro Rodríguez, Pidanoma fue publicado de manera virtual a fines de enero a través del sello Las Tías Records. Apareció el mismo día del nacimiento de Felipe, segundo hijo del baterista Marcos Crosa: la banda esperó a que el niño naciera para darlo a conocer.

Pidanoma no tiene el gancho inmediato de canciones pasadas como "Elchi, John" o "Cachafaz". Tampoco abunda esa brutalidad inicial que hacía volar cabezas con furia deslumbrante. El grupo se abrió musicalmente y abandonó las letras en inglés. Se mantienen los términos tucumanos, presentes en todos sus discos, que le aportan identidad. Las palabras funcionan como un instrumento más. Acompañan a la música, como alguna vez supo hacer Seru Giran. La introspección es la protagonista. El trío baja a las oscuras profundidades del sonido para salir disparado más lejos que nunca. “Lo grabamos tres veces, las dos anteriores tenían todo dado vuelta, no había madurado. Había riffs que estaban en otro tema o partes sin tanto protagonismo. Era más corto, un poco más desordenado. El disco mismo nos fue exigiendo muchas cosas, como desterrar el inglés o también no meter tantas voces”, recuerda Raúl García Posse, cantante y guitarrista.