jueves, 10 de marzo de 2016

Quedaba mucho por hacer

(Pappo en su último show en Salta. Foto de Bernardo Rodríguez Berri)

En 2004, Pappo gozaba de un recuperado éxito comercial de la mano de Buscando un amor (2003), el disco for export producido por Jorge Rodríguez. Corcho, el millonario amigo de los rockeros pesados y ex de Susana Giménez, había convencido al Carpo para editar un álbum a la altura de su leyenda y de las ambiciones comerciales que el músico tenía y no reconocía. Con “Rock and Roll y fiebre” en todas las radios y programas de televisión más populares, Norberto Napolitano volvía a los primeros planos musicales. Algo que no sucedía desde hacía más de diez años con Blues local y el súperhit “Mi vieja”.

El plan a mediano plazo era posicionarlo en el circuito blusero estadounidense, y de ahí al mundo, un objetivo que había estado cerca de concretarse más de una vez, pero, como cuenta Sergio Marchi en el fundamental libro El hombre suburbano (2011), la inconstancia y la tendencia a la autodestrucción que poseía Pappo lo habían impedido.

Esta vez parecía distinto. Pappo había versionado clásicos del género (“Rock Me Baby”, “The Thrill is Gone”, “Little Red Rooster”) cantado en inglés. Buscando un amor era un disco claramente profesional. Nada de álbumes de trinchera para las huestes como El auto rojo (1999). El Carpo hasta había aceptado las cuerdas en “Katmandú” y los caños arreglados por Javier Malosetti después de cierta negativa casi obligada para mantener el personaje.

Pappo necesitaba y quería que se lo reconociera como la leyenda que era. El disco doble autohomenaje publicado en 2000 (Pappo y Amigos) había sido el primer paso. En noviembre de 2004 realizó presentaciones en conjunto con el baterista estadounidense Tony Coleman en Buenos Aires: el Tributo a B.B. King era otro eslabón en la cadena. Poco más de un mes después, el miércoles 22 de diciembre, Pappo se tomaba un avión en Aeroparque y dos horas y media después aterrizaba en el Aeropuerto Martín Miguel de Güemes de Salta, donde el 23 debía realizar un concierto en el microestadio Delmi.

lunes, 7 de marzo de 2016

Ensamble Peripecia


Suenan como: rock progresivo instrumental, con toques de jazz y psicodelia.

Para fans de: Sur Oculto, Invisible, Mars Volta, Color Humano.

Quiénes son: Hernán Ocampo (guitarra), Damián Gutiérrez (batería), Tin Maturano (percusión, theremin) y Evelyn Vergara (bajo, vientos) se unieron por oposición al formato canción. Proveniente de la escena punk de La Rioja, en 2007 Ocampo comenzó a realizar composiciones inspiradas en “Bitches Brew”, de Miles Davis. En 2008, la banda fue invitada a musicalizar películas de Dziga Vertov, Ernst Lubitsch, Man Ray y Robert Wiene en un ciclo organizado por la universidad nacional de su ciudad, Chilecito. Allí, Ensamble Peripecia terminó de definirse como una experiencia sonora y visual. “Me gusta pensar que todo es medio cinematográfico”, reconoce Hernán, que estudió Cine durante dos años en Córdoba.

Por qué escucharlos: porque tocan como si la música fuera a desaparecer en poco tiempo de la faz de la tierra y necesitaran hacerla toda junta, ahora mismo, para no olvidarla jamás. Disfrutan saber que no van a sonar en las radios ni a palos.

Escuchá: “Valle”, su disco debut, fue publicado en junio por Caos Records, propiedad de Ocampo. Lo masterizó Carl Saff, quien trabajó con Thurston Moore (Sonic Youth) y grupos de los sellos Sub Pop y Matador. “Nebulosa”, dominada por el saxofón, es una de las más bellas de estas siete composiciones que exigen al oyente hasta que la mente encuentra las percepciones adecuadas para disfrutarlas.

El valle del disco remite a Chilecito. Para los Ensamble Peripecia, bautizarlo de esa forma es valorar de dónde proviene la influencia primigenia, de raíz. “Pienso que somos seres que cargamos con cosas con las que vivimos y por ser el primer trabajo estaba bien conceptualizarlo así. Chilecito es hermoso en su naturaleza. Tenemos el Famatina todos los días, un cerro hermoso que los habitantes defendemos a muerte”, explica Hernán.

Ellos dicen: respecto a la actualidad del rock riojano, una escena muy similar a la de otras provincias, Hernán dice: “Creo que el rock en La Rioja en este momento está cambiando. Los proyectos están durando más que antes. El hecho de tocar acá y que sea tan chico hace que el círculo a veces se cierre. El público es difícil y es bastante bastardeado desde hace mucho por las bandas de covers. Yo me intereso por los movimientos independientes, formar lazos, intercambiar con otros sellos y crear un circuito ida y vuelta por el país. Muchos están tocando siempre de onda para los dueños de los bares. Me parece que no es coherente hacer eso si estás en un movimiento independiente. Al contrario, deberías repudiarlo”.

Más información en ensamble-peripecia.bandcamp.com y en caosrecords.bandcamp.com.

Publicado en el número de marzo de la revista Rolling Stone.