(Foto: Facebook Los Besos)
Los discos urbanos de Spinetta arrancan de la misma manera. Machi Rufino abre el juego en El jardín de los presentes (1976) con un bajo descendente que se mantiene hasta que entra toda la banda. Es apenas un segundo que parece durar más. En Bajo Belgrano (1983), César Franov hace algo similar, con mayor sutileza y menor volumen, dentro de una mezcla menos atractiva. En los dos está Pomo en batería: en Jade suena más apagado y en Invisible desborda, mucho más luminoso y protagonista.
A los dos segundos de la “Canción de Bajo Belgrano” Spinetta canta “La mañana / Lanzallamas”. El Flaco convierte la segunda “a” en una “o” y la estira como hacen Franov y Machi con sus bajos. Después sigue por la ruta jazzpopera, envarillado en pronunciaciones de versos (“caleidoscopio de ciudad”, “organillero distinto”) que sirven de guía perfecta para las parodias al estilo Luis Almirante Brown. 35 años después, Paula Trama toma esa segunda “a” deformada y la vuelve a estirar durante los casi 27 minutos que dura Copia viva, uno de los mejores discos del rock argentino 2018.
Copia viva es el cuarto trabajo de Los Besos, o el quinto, depende si se consulta la cuenta de Bandcamp o la de Spotify. Junto al excelente Helados verdes (2017), es el segundo álbum de la banda que realmente parece un disco y no un rejunte de temas. Un Disco de Los Besos, de 2016, está a medio camino. Algunas de las diez canciones de Copia viva tienen varios años y distintas versiones previas que ya habían sido publicadas en la etapa inicial del grupo y en otros proyectos de la cantante. Todas fueron compuestas por Trama (salvo “La cascada de tu pelo enredado” y “Albañil”, en colaboración con Francisco Garamona e Inés Copertino respectivamente).