(Foto: Cata Moncal)
Transpirado, en cueros, agitando constantemente, arengando con gritos y ademanes de un tipo que está sacado por la música, Doma se tira al público. Baila en el pogo sin parar de cantar. Apoya su frente en la de otros y arma un coro como hacían los Beatles en un sólo micrófono, pero a niveles de violencia sonora extrema. Mientras tanto, en el escenario, los cuatro músicos restantes laburan para que esa locomotora sin vagones prendida fuego que es El Perrodiablo atraviese las vías y las estaciones sin dejar nada en pie. Y recién van por el primer tema de la lista.
A esta altura, la entrega total que hace El Perrodiablo en vivo, con los amplis en 11, ya es una confirmación que se desparrama cada vez más. Capaces de tocar para metaleros ortodoxos o hipsters palermitanos, los integrantes de este quinteto de La Plata asumen el rock como oxígeno durante todos sus shows. El grupo tuvo un 2013 de repercusión y mayor notoriedad gracias a la gran recepción que tuvo El Espíritu, su tercer disco, editado en 2012. Desde entonces, ver a El Perrodiablo en vivo es casi una obligación para el escucha actual del rock de acá. Los álbumes editados (disponibles en elperrodiablo.com.ar) muestran sólo un costado, el que remite a The Stooges y MC5. Para apreciarlos por completo hay que estar ahí, poguear con Doma, ver a los demás (Chaume y Lea, en guitarras; Fran, en bajo y Joseph, en batería) en un pogo estático, interior. Empujando desde sus instrumentos.
"Cuando los cinco estamos haciendo algo juntos, sale eso. No está pensado", dice Fran una hora después de haber condensado la esencia del grupo en treinta minutos sobre el escenario del Festipulenta. En la segunda jornada del festival, El Perrodiablo fue el ejemplar más salvaje, compartiendo cartel con Valle de Muñecas, 107 Faunos, Fútbol, Los Espíritus, Bestia Bebé y Acorazado Potemkin. Doma dice que los integrantes de Mujercitas Terror los definieron como generadores de un caos armonioso. Además, asegura que lo que se ve en cada recital es motivado por la energía que provocan al tocar: "Lo ves a Neil Young con los Crazy Horse y los locos generan su propio combustible. Para mí, ésta banda lo tiene".
Doma, que cuando no está al frente del grupo trabaja como docente de periodismo en la Universidad de La Plata, cree que lo que se aprecia en todos los discos y en cada concierto de El Perrodiablo es una mezcla de espontaneidad, frescura y honestidad: "Hay un juego muy perverso de algunos sectores musicales y periodísticos en el que la honestidad es tirada abajo como un valor. Porque la estratagema es asociarlo a ser honesto es ser rock chabón, y Bowie, cuando era Ziggy Stardust, era honesto a lo que él sentía. Y así hay mil casos. Palo Pandolfo hizo Patria o Muerte con Don Cornelio, y es un disco mucho más crudo y rockero que muchos discos rockeros, y después te clava discos que parecen de folclore. Y él está siendo honesto a su momento, no lo hace como un veleta que va probando."
Otro factor importante la banda es la sensibilidad. "La música siempre corresponde a la sensibilidad. Hay dos valores de la música: la libertad y la sensibilidad. Es una mentira que a la sensibilidad la tienen solamente los blanditos. Para tocar como tocamos nosotros tenés que tener cosas adentro que te hacen mover y te hacen querer romper todo. Eso también es sensibilidad, no hay que comerse la de los cantautores", dice Doma y pone un ejemplo para ser más claro: "Iorio ve cosas que ve la gente que tiene sensibilidad. Si no, no hubieran existido V8 o Hermética. El metal bien suburbano tiene una sensibilidad de la concha de la lora. Rata Blanca no escribió 'Gil trabajador', lo escribió Hermética. 'Del camionero' la escribe Larralde y lo elogian de acá hasta que se muera por la fibra que tocó. Eso es sensibilidad, lo que pasa es que hay una dictadura de eso, que pareciera que la tuviera Onda Vaga, nada más, y eso es otra cosa. Es tocar cajones", dice Doma.
En febrero, la banda terminó de grabar en los estudios ION lo que será su cuarto álbum, aún sin título, a editarse en la segunda mitad de 2014. Al igual que El Espíritu, tendrá nueve canciones y seguirá el camino evolutivo que vienen desarrollando desde que debutaron discográficamente, en 2007. "La idea siempre fue responder a lo que la banda genera. Sabemos que no vamos a sacar un disco de reggae, entonces los temas en algún punto siempre van a ir por el mismo camino. Van a responder al proceso actual y a la vez van a estar familiarizados con lo otro, porque las bandas cuando recorren un determinado camino logran un integrante más, uno emocional".
El grupo, que reconoce la influencia de Iggy Pop pero también rescata elementos del hip hop ("pisan el escenario con convencimiento, te dicen las cosas en la cara"), se preocupa por entender la esencia de la música, lo que rodea a los artistas a la hora de crear sus obras ("Los Stooges y Eminem salen de una ciudad industrial, en decadencia. Velvet Underground sale de una Nueva York reventada, llena de drogadictos"). Y hace una lectura de la actualidad del rock local: "En la Argentina desapareció lo que fueron Sumo en los 80 y Los Brujos en los 90: una banda que iba a ver el que le gustaba el tango, el que le gustaba el rock clásico, el rock barrial y el que le gustaban los Smiths. Bandas de quiebre que tenían una fibra que tocaba a todos. Desapareció eso. Pez intenta hacer algo así, pero es muy difícil. Para mí –dice Doma-, ése es el mejor lugar donde podría caer El Perrodiablo".
Entrevista publicada en la edición N°28 de revista Mavirock
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