viernes, 5 de enero de 2018

No podemos entregarnos sin bancar la posición

(Foto: Daniel Jayo. Fuente: acá)

Una escena. El 21 de septiembre de 2016 Bruno Arias toca en el Mercado San Miguel de Salta a beneficio de comedores infantiles de la zona. El escenario está instalado en un balcón interno. Los pasillos del lugar están repletos. Cuando ya pasó más de una hora de canciones y todos están en el punto justo, Bruno larga la frase de la noche: “Aunque no me contraten más en Jujuy, pueden encontrarme igual”.

Otra. A través de Facebook, Bruno asegura que el gobierno jujeño intercedió para que no pudiera participar del octavo Encuentro de Escuelas Rurales, que se iba a realizar entre el 17 y el 19 de octubre de este año en la localidad de Lagunillas del Farallón. “Funcionarios del gobierno actual nos cercenan el derecho a expresarnos con libertad a través de nuestro arte”, escribe. El encuentro finalmente fue suspendido por las autoridades provinciales.

Una semana después, Bruno actúa en la UNSa en un evento organizado a las apuradas por la gente de ADIUNSa, el gremio de los docentes de la universidad. Es lo más cerca de Jujuy que Bruno puede estar en este momento. Es el día después de las elecciones generales. Cambiemos consolidó sus gobiernos, Santiago Maldonado apareció muerto y a Bruno no lo dejan tocar en su provincia. El clima es amargo, pero, citando a Páez, es genial por fin haber tocado fondo porque ya no se puede bajar mucho más. Quitando una a se puede citar a Pez y decir que no podemos entregarnos sin bancar la posición. Por lo tanto, hay fiesta en la UNSa, la tristeza se vuelve combustible.

Una escena. Bruno Arias está sentado en la pizzería que está al lado del Teatro Vorterix, en Buenos Aires, dos noches después del recital en la UNSa. Toma café con leche, prefiere evitar la birra. Lo primero que hace es hablar sobre la experiencia salteña. “Ha sido un momento lindo en Salta. Pensaba que iba a ser algo más chico. Al final lo hicieron en el patio y tuvo buena vibra, dio sus frutos. Mucha convocatoria y la gente a pleno, con mucha necesidad de expresarse, bailar, divertirse. De compartir. He sentido el apoyo de la gente de Salta fuertemente, en todo sentido”, dice.

Entonces, Bruno se pone a hablar sobre lo que pasó en Jujuy: “No habían aprobado los traslados para los niños de la Puna. Tres días antes nos enteramos que por esa cuestión administrativa no se hacía el Encuentro. Después se filtró información: diputados del gobierno actual en Jujuy habían hablado con los maestros”. Agrega que los docentes recibieron órdenes de no recibir “músicos y gente ajena a la escuela” bajo amenaza de recibir un sumario. “Y a la comunidad de Lagunillas le iban a quitar beneficios” si el Encuentro avanzaba.

“Me gustaría saber cómo se llaman esos diputados y poder preguntarles personalmente cuál es el problema que hay conmigo. Qué les molesta a ellos, si es que es así”, dice, cuenta que en Jujuy “nadie habla por miedo, tienen miedo de decir las cosas”: “En Jujuy, los que no están con el gobierno están perseguidos ideológicamente. Hay un temor de decir cosas, se están callando. Por eso estas últimas elecciones la gente también se volcó a votar a la izquierda”.

El triunfo del FIT en Ledesma significó un golpe simbólico para el gobierno de Gerardo Morales. El territorio del Apagón, donde dominan los Blaquier, es en este momento el bastión de la resistencia interna después de que se intentara un fraude en contra de los candidatos de izquierda.

“Ese quilombo en Ledesma fue porque había ganado la izquierda de Ale Vilca. Era histórica la derrota del gobierno actual. A los dos días de las elecciones se volvió a abrir el escrutinio y por un voto o dos perdía el FIT, así que se hizo una gran movilización, una marcha, se pidió justicia por eso y al final la izquierda logró imponerse y ganó. Pero si nadie reclamaba, Morales y Blaquier habían movido las piezas. Esto está pasando en Jujuy y me preocupa mucho”, dice Bruno.

Una escena. Una semana después de la entrevista en la pizzería, Bruno Arias está en el acampe que las organizaciones de pueblos indígenas instalaron frente al Congreso de la Nación. Viene para tocar y apoyar el reclamo de prórroga de la Ley 26.160, que suspende los desalojos en las tierras de las comunidades de todo el país. Es, por lejos, la persona más conocida y reclamada de la tarde. Mientras posa para las fotos de esta revista mucha gente se le acerca, le pide más fotos, le brinda apoyo. Le habla de la prohibición que sufrió en Jujuy. Le mencionan a Milagro Sala, a quien Bruno visitó en el penal de Alto Comedero, junto a otros artistas, una (nueva) movida que al gobierno de Morales no le gustó nada.

“Durante el gobierno anterior yo apoyé mucho a los pueblos originarios, sobre todo hablé de la megaminería a cielo abierto, eso también hizo que se me baje un poco el pulgar. Y ahora en este gobierno salí a manifestar cómo veo la situación. Dije que me parecía injusto lo que pasaba con los obreros de Ledesma, con esa ley que pusieron ahora para los que cortan ruta. Y obviamente la forma en la que encarcelaron a Milagro Sala me parecía injusta. Detrás de ella hay una organización barrial que tiene miles de familias que desde que no está la dirigente han perdido mucho trabajo y el barrio se ha venido abajo. Desde lo más importante, que para mí es un logro, que en cada barrio de la Túpac Amaru haya un parque acuático donde los niños en el verano puedan tener una pileta para divertirse, bañarse y sobre todo estar contenidos para jugar. También las escuelas, la educación y la salud. Por eso es que me manifiesto en contra de estas medidas”, explica Bruno. Y sigue: “Hace poco hubo una juntada de artistas donde estuvo Teresa Parodi, Juan Falú, Liliana Herrero, referentes musicales. Yo sigo el camino de ellos y si ellos se manifiestan, ¿cómo no voy a estar de acuerdo?  Me sumé a la entrada a la penitenciaría para poder hablar con Milagro. Creo mucho en la mirada y en la gente. No sólo vi a Milagro sino que vi a las otras chicas compañeras que están también presas. Vi a dos chicas que conozco de cuando eran artesanas en la feria de Jujuy. Compartíamos cosas juntos, sé de qué familia vienen. Para mí no son ningunas delincuentes y ellas me dijeron que las castigaron por darles cosas a los que menos tienen. Y a mí me llegó mucho su abrazo”.

“Lo principal para mí es el respeto que tiene que haber a los diferentes pensamientos. Que haya libre expresión y que si hay debates sean constructivos, debates que se puedan respetar las diferentes ideologías de cada uno y tratar de llegar a un acuerdo constructivo. Que cada pensamiento esté fundamentado para que el debate sea enriquecedor y no sea una competencia sin sustento y termine con agresiones e insultos. Creo que la distorsión que hay del mensaje en los medios está haciendo que cada vez estemos más divididos entre la sociedad. Como pueblo tenemos que estar unidos y más alerta a todo lo que pasa. Esa sería una forma posible o utópica de que pueda prosperar un poco la cuestión. Estar más informado. Es muy importante que vuelvan los medios alternativos, que haya más pluralidad de voces, porque desde que está éste gobierno siento que la libre expresión se está terminando. El que no está en la misma línea ideológica está siendo echado de los trabajos, perseguido, en los medios no queda periodismo que contrarreste el mensaje que da el gobierno. Esto pasa a nivel nacional”, sigue Bruno, que asegura que “en Jujuy había muchos medios alternativos, desde voces de pueblos originarios, las radios de las organizaciones, radios alternativas en Humahuaca, en Abra Pampa, de pueblos originarios”: “Esas radios y el fomento que tenían de la gestión anterior van cerrando sus puertas. Y son las voces que no escuchamos en los medios grandes, son las voces que las siento imprescindibles porque son del lugar y son de gente que es normal y que milita desde su lugar. Son voces que para mí son importantes que estén para que la gente tenga diferentes puntos de vista y pueda elegir la voz que le parezca. Pero si siempre hay una sola voz, ¿cómo elegir algo?”. 

Actualmente, Bruno trabaja en el documental Camino hacia la Puna, un trabajo en colaboración con Fido Grandía, de la productora mendocina Ozono Clips. Juntos recorrieron distintas escuelas de la zona, charlaron con las maestras y preguntaron por el día a día. “Es mostrarle al mundo cómo es la vida en la Puna jujeña, cómo es vivir a 4500 metros de altura. Cómo viven los maestros, los niños, en qué condiciones están, qué contención tienen y sobre todo mostrarle a la gente que la Puna existe. Ya hice un par de adelantos, no sé si eso será que molestó, no sé qué será, pero lo único que trato es contar la vivencia desde mi música, de la cultura de lo que yo compartí en ese viaje”, dice. 

“En cada escuela voy a cantar y recopilo relatos de lugareños, de gente de ahí. Uno de los sueños de los porteros de Sansana Norte era que alguna vez ese pueblo pueda tener un festival propio, así como lo tiene Yavi, como lo tiene La Quiaca. Como una forma de dar un acto de presencia, que se tenga en cuenta al pueblo. Uno de los objetivos es hacer ese festival el año que viene. Otro pedido es la escuela Gauchos de Güemes de la localidad de Barrios, de techar el patio para que los chicos puedan jugar. En esa zona el sol es muy fuerte y las consecuencias que trae estar a la intemperie. Eso también vamos a tratar de lograrlo con estos festivales itinerantes que se vienen el año que viene”, cuenta Bruno.

Una escena. Bruno habla con Julia, una docente que trabajó en el pueblo de Casillas entre septiembre y diciembre del año pasado. “Cuéntenos un poquito cómo se llega a Casillas”, pregunta. “Bueno, tiene que llegar a Iturbe primero, después toma la ruta para la mano izquierda”, contesta la maestra. La docente describe a Casillas como “un pueblo perdido” en el que los chicos tienen que caminar dos horas para llegar a la escuela. “Los maestros y los chicos tomamos agua de río”, dice. “¿Cómo es la vida en Casillas, cómo es un día?”, pregunta Bruno. La docente cuenta: “Recibir a los chicos a las diez de la mañana y despacharlos a las tres y media. La gente no está ahí, vive a dos kilómetros (de la escuela). En la escuela no conocemos a nadie. Nos quedábamos a dormir porque no se podía salir, no hay movilidad. La traffic te deja el lunes. Había chicos enfermos que no sabíamos cómo solucionar, no teníamos agua. Es un pueblo perdido”, insiste. “No hay solución, tenés que esperar, no se puede llamar, tenés que aguantar hasta que venga la traffic el viernes”, agrega. “O sea que si alguien se está muriendo, se muere nomás”, concluye Bruno. “Exactamente”, dice la maestra, que cuenta que no hay teléfono, “no hay nada”.

“Lo principal que necesitan todas las escuelas, los lugares más alejados, es tener una jornada completa para que los niños no tengan que ir todos los días hasta su casa y caminar dos o tres horas”, dice Bruno, en la pizzería porteña, donde si llega a faltar el agua TN viene en dos minutos y lo transmite en vivo. “Hay escuelas que hace años que vienen peleando para tener un techo en el patio porque las condiciones climáticas son muy fuertes para que un niño haga educación física en el frío o al mediodía con el sol que raja, que hace que a los chicos les salgan granos en la cara, les sangre la nariz. Es imposible hacer educación física en esas condiciones y lo mismo lo tienen que hacer”.

Una escena. Bruno está en el sur del país. Canta en un lugar que será reconocido por todos cuando un joven llamado Santiago Maldonado desaparezca allí, durante una represión de Gendarmería Nacional.

“Estuve guitarreando en ese rancho para los mapuches, he sido colaborador de varios eventos que hicieron a beneficio de todas las familias que están viviendo en ese lugar. Cualquiera de nosotros, de los músicos y artistas que pasaron por ahí podrían haber sido un Santiago Maldonado”, dice Bruno, que compuso una chacarera que asegura que “Santiago despertará tarde o temprano en el sol”. La canción, inédita, no fue grabada, sólo interpretada en algunos conciertos. “Se viralizó un poco pero después que apareció el cuerpo la dejé de cantar. Primero por impotencia, tristeza. Decepción ante la situación de cómo el gobierno actual y el poder manipulan y distorsionan la información sin importar el dolor de la familia y sin importarle nada. Sabemos que a Santiago Maldonado se lo llevó Gendarmería y por más que haya pasado lo que haya pasado era una represión y Gendarmería es responsable de lo que le pasó”.

“En ese sentido -sigue-, creo que es importante que la gente sepa que los mapuches que están en ese lugar están en un periodo de recuperación de su territorio y de su forma de vida ancestral donde esas tierras que están ahí, que son de Benetton, nunca han sido habitadas ni explotadas para nada. Tierras que están de adorno como forma de paisaje. Los mapuches estaban viviendo ahí, no pedían nada a nadie, solamente vivir de la tierra y hacer su casa en esos terrenos no habitados y desperdiciados”.

El 21 de enero Bruno estará en el festival de Cosquín. Antes actuará en Jesús María. Durante el 2018, además, intentará desarrollar el proyecto Folclore por las plazas por los barrios de la ciudad de Salta. Cuenta que está componiendo “una obra que tiene que ver con esto del olvido de los pueblos alejados de la Puna” y también está grabando un disco con el Trío Aura!. “Un disco distinto donde voy a mostrar otra parte de mi música, orquestada. Va ser como escucharme cantar con traje y corbata (risas)”, explica. “Después estoy con un proyecto de un disco junto al cuarteto Karé, de Rosario, reivindicando los grupos vocales de los setenta con algunas versiones. Aparte de eso, con mi propia banda, un disco arriba, carnavalero, con todos ritmos andinos”.

Escena final. Bruno está en la plaza del Congreso. Ya es de noche. Canta en el escenario improvisado del acampe. Transmitió toda la previa en vivo por Facebook, una costumbre que sus seguidores de todo el país aprecian. Encontró la manera de llegar a todos lados.

Publicado en la revista Rock Salta 25, de noviembre de 2017.

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