miércoles, 30 de junio de 2021

Cambiá "jazz" por "rock"


Pocas cosas me han hecho disfrutar tanto en la vida como el jazz. No pretendo que esta afirmación sea original: aquellas generaciones que llegaron a la adolescencia en el período de entreguerras, no parecían tener más fuentes de diversión privada que el jazz. En otros tiempos, podría haber sido la bebida o las drogas, la religión o la poesía. Por el motivo que sea, los padres adoptan una actitud sospechosa para con ello y se granjea una reputación nefasta. Puedo asegurar que hoy ya no se da esa relación entre los adolescentes y el jazz. Para empezar, hay tantos estilos que hablar de jazz sin más los dejaría perplejos y fríos. Además, se ha ganado un halo de respetabilidad: ha sido objeto de estudios académicos y en las escuelas de adultos se imparten cursos, y es una de esas aficiones que dan prestigio si se hacen constar en los impresos de matrícula de una universidad. Y llega por todo tipo de canales: los discos, la radio y la televisión lo emiten a todas horas. En los años treinta, la vía de escape de una minoría. Un disco que alguien oía por casualidad en una emisora extranjera, un coro entre dos fragmentos cantados, un tipo que sobresalía en un grupo por lo demás monótono… A nadie más de tu entorno le gustaba. 

Fragmento de "All What Jazz. Escritos sobre jazz, 1961-1971" (Paidós, 2004), de Philip Larkin.


2 comentarios:

Juan manuel dijo...

Muy buena cita la que elegiste!!Si tuviera un centavo por la cantidad de personas que me verdugueaban por escuchar soda stéreo...hasta la época de ese estencil todavía existian

Fede dijo...

Todavía hay algunos dando vueltas. Por suerte ya son pocos. Un abrazo.