Todo comenzó con un malentendido. Los medios se referían al nuevo boliche de Omar Chabán como “República Cromagnon”. Las primeras noticias que se publicaron sobre el lugar lo escribían así. Como la que apareció el viernes 13 de febrero de 2004 en el suplemento Sí del diario Clarín, que decía: «Ya está a punto República Cromagnon, en Once: es un boliche ‘casi estadio’ (entran 4000 personas, tiene cinco barras, dos salidas de emergencia y ¡tres baños!). Ahí funcionó El Reventón, donde tocaron desde Rodrigo (¡metió 5700 personas!) hasta Pibes Chorros. ‘Es un espacio que le ganamos a la cumbia’, se entusiasma Omar Chabán. En las primeras fechas se anotan: Almafuerte, Vela Puerca, y Las Manos de Filippi con un festival para el 10 de mayo. También las fiestas del Club 69 y las Garage«.
Unos días después, Clarín publicaba otro artículo sobre República Cromañón. Fue el domingo 29 de febrero. Decía: “El dueño de Cemento —templo under del rock nacional y semillero de artistas alternativos desde 1985— es un hombre emprendedor, de ideas extravagantes”. Chabán hablaba en la nota: “En los ’80 decían que yo vivía en ácido lisérgico. Y te digo que no. Tampoco estoy loco. Soy muy responsable: nunca me rechazaron un cheque. El rock nace de la honestidad de Cemento. Hasta entonces, todos se quejaban de ser estafados. Esta republiqueta será parecida a Cemento. Era hora de tener mi propia competencia”.
El artículo describía a un Chabán entusiasmado: “Ya adentro, mira extasiado el salón para 4.500 personas, que está conectado al hotel lindante y cuenta con un estacionamiento para 200 autos y cuatro canchas de fútbol en las plantas superiores”. Y Chabán decía: “Es evidente que en la bailanta hubo más guita que en el rock. Mirá el lugar que construyeron en las buenas épocas. Con capitales del rock jamás se podría haber hecho”.
Un mes y medio después, el sábado 10 de abril de 2004, República Cromañón fue inaugurado formalmente. El primer recital fue el de una banda que venía en ascenso: Callejeros. En la web de la revista El Acople, un fan del grupo que firmaba como GuaSoN escribió sus impresiones sobre aquella fecha: “El recital: ZARPADO, como siempre. Bocha de gente, de trapos, de agite, de bengalas. EL NUDO El mejor tema de Callejeros, lleno de bengalas y un delirio total… El lugar: Lo único que me acuerdo que los baños estaban buenos, la birra más cara que en cemento y al lado de las escaleras había como un aire acondicionado que estaba DE PELOS!”.
En enero de 2005, la revista Rolling Stone informó que el 1 de mayo de 2004, “durante un festival rolinga”, en Cromañón hubo un principio de incendio. “Antes de que tocara Motor Loco ya había fuego en el pogo”, decía Toti Iglesias, cantante de Jóvenes Pordioseros. “Y antes de que nosotros subiéramos, tiraron un par de candelazos al techo y la media sombra agarró al toque. Nadie sabía para dónde correr. Sacaron a la gente afuera y lo apagaron los pibes de seguridad”, seguía.
El Acople fue el medio elegido por Patricio Santos Fontanet, cantante de Callejeros, para hablar en una entrevista publicada el 18 de mayo de 2004. El grupo seguía el manual ricotero de dar pocas notas. Pato decía: “Es así, la gente es todo, por eso no me gustan las grabaciones ni estar en un estudio. En cambio, disfruto mucho más de los recitales. Todo lo que pasa en un show me encanta, inclusive el tema de las bengalas, que me mata porque en cierto punto no puedo respirar y menos cantar. Nuestra gente lleva todo tipo de pirotecnia. A veces tratamos que no metan cualquier cosa, pero por una cuestión de que nadie se lastime”.
Callejeros volvió a Cromañón los días 28 y 29 de mayo. En su edición de julio de 2004, la revista Soy Rock hablaba de una convocatoria de seis mil personas. La siguiente es la crónica publicada en ese número, escrita por el periodista Pablo Mileo:
Miles de personas fueron testigos, una vez más, del gran momento que atraviesa Callejeros. Varios minutos antes del comienzo, el lugar ardía y la gente estaba de fiesta: colgando trapos, tomándose un copete en la barra, encendiendo las primeras ráfagas pirotécnicas y, todos, coreando a rabiar algún tema de La Renga. Cuando Pato, Juancho y compañía subieron al escenario, República Cromañón explotó de alegría a pesar de los problemas de sonido que cortaron el mambo de “Sonando”, clásico con destino de himno callejero. La mayor cantidad de bengalas se encendió en “El nudo”, una suerte de “Juguetes perdidos” redondamente callejero que provoca en el público el deseo irrefrenable de llevar la fiesta al extremo. Consecuencia: tanto fervor bengalero terminó atentando contra el show porque, durante muchísimos temas no se podía ver ni a un metro de distancia. Y ni hablar del peligro de los dementes que revoleaban las bengalas todavía encendidas o tiraban petardos a los pies sin hacer antes una ronda…
Arriba del escenario, Pato estaba felíz. Se la pasó hablando con la gente; leyó volantes durante un buen rato; jodió con Lombriz, el ¿humorista? y MC/presentador de la banda; recordó a Korneta, el fallecido líder de Los Gardelitos, y flameó y se envolvió en cuanta bandera le alcanzaron al escenario.
Para el final, los Callejeros pelaron un adelanto del próximo disco -“Rocanroles sin destino”-, como para completar una noche en la que repasaron temas de todas sus épocas y dejaron constancia de que su crecimiento no es producto de la difusión. El fenómeno es inexplicable para muchos, pero no para los pibes que los siguen y cada vez son más, gente que se siente representada por la banda y sus canciones. Porque, como dice “Sonando”, Callejeros entiende qué les pasa a “los que tienen poco pero bailan igual”.
Antidoping: positivo
Contraprueba: el barandazo lo decía todo
Bengalas: infinitas
Nivel de minas: 7,5
Se dijo arriba: “¡Chicos, el humo de las bengalas es cancerígeno!” (Omar Chabán, dueño de República Cromañón, a los gritos)
Se dijo abajo: “Loco, está lleno de caretas.”
Premio Chamigo: a todos los que llevaron alimentos.
En la sección de lectores de ese número de Soy Rock se publicaba el mensaje de Martín “Boya” Minios. Decía:
“Inoxidable Pasión” dice uno de los trapos que siempre sigue a Callejeros; si no me equivoco, es de la gente de Viaducto Carranza. “Inoxidable Pasión” es una frase del tema Los invisibles (Sed), y es una muy buena forma de sintetizar lo que uno siente por dicha banda, en dos palabras. A mi juicio, ir a verlos es como “ir a la cancha con música”, es asistir a una verdadera fiesta que con pocas bandas se vive. y cada recital que pasa, esa fiesta es más y más grande. Por eso es que les agradezco la nota que les hicieron en el número 2. Realmente muy buena. Debo reconocer que la revista la compré exclusivamente por eso, aunque me gustan mucho otras bandas. Pero luego de leerla por completo, estoy en condiciones de decir que se aseguraron un lector más. Gracias. Por último, unas cortitas líneas a la familia callejera: hace ya muchos recitales que sigo junto con mis amigos al Pato y su banda, estuvimos en Atlanta, La Plata, Cemento, Gálvez, República Cromañón, etcétera, y teníamos un trapo, aproximadamente de 2 x 2, que nos acompañaba a todos lados. El mismo decía “Callejeros. Las calles son nuestras aunque el tiempo diga lo contrario. Beccar-Victoria”. Y el sábado 21 de febrero en Hangar… desapareció. Ya averiguamos en la página callejera y en la de los invisibles y nada… También llamamos a Hangar pero no hubo suerte. Si alguien sabe algo del mismo, por favor que me escriba a elboya@fibertel.com.ar. Ese trapo significa mucho para nosotros.
A fines de julio llegó otro momento importante para la banda. Cada paso que daba Callejeros parecía histórico. Así lo informaba el suplemento No de Página 12, el jueves 29 de julio de 2004:
Curioso caso el de Callejeros: la banda sigue en ascenso de convocatoria, tal y como lo demuestran sus shows con entradas casi agotadas de mañana viernes y el sábado en el estadio Obras, pese a que sostiene una política de nula comunicación con los medios. Sin embargo, desde la llegada del grupo a Pelo Music (que reeditó el disco Presión), se inició una persistente campaña –radial, sobre todo– destinada a crear más expectativa que la que la banda ya se ganó por mérito propio: por ejemplo, se llegó a afirmar que Callejeros iban a ser tan grandes como los Redondos.
El domingo 1 de agosto, un día después de la segunda fecha de Callejeros en Obras, ocurrió el incendio del supermercado Ycuá Bolaños, en Asunción del Paraguay. Murieron más de 300 personas. “¿Podría ocurrir aquí una tragedia como en Asunción?”, se preguntaba Página 12 el martes 3 de agosto. Y decía: “Aunque hay mayor seguridad, nadie controla los planes de contingencia que deben existir en esos lugares”.
Ese mismo día, en el mismo diario, una entrevista a Víctor Hugo Morales se titulaba con esta frase: “En música y fútbol hay un fanatismo idéntico”.
A fines de noviembre, Callejeros publicó su tercer disco de estudio, Rocanroles sin destino. La primera canción era “Distinto”. Su letra decía: “A consumirme, a incendiarme, a reír sin preocuparme / Hoy vine hasta acá”.
Por esos días ya se promocionaba el Gesell Rock 2005, un festival previsto para los días 20, 21, 22 y 23 de enero de 2005. Callejeros ocupaba uno de los lugares más importantes de la grilla. Eran años buenos para el rock barrial. Las bandas del género ocupaban gran parte de las grillas de los festivales, como el Chascomús Rock, anunciado para el 8 y 9 de enero de 2005, con Los Gardelitos, Jóvenes Pordioseros, La Covacha, Guasones, Blues Motel, Barrios Bajos, Sucias Rockas, Maldita Suerte, Andando Descalzo, entre otros. “En el 2005 van a explotar… Adelantate”, decía el afiche del evento.
El 18 de diciembre de 2004 Callejeros brindó un recital en la cancha de Excursionistas, en Buenos Aires. En El Acople, el periodista Matías Sánchez escribió sobre ese concierto: “Fuegos artificiales despidieron a la banda y a la gente que se iba caminando por las calles residenciales del barrio de Belgrano. Lo más increíble de todo esto que pasó es que CALLEJEROS, en apenas ocho años, ya tiene la capacidad de hacer explotar un estadio como lo hizo el sábado pasado. Son otros tiempos. Ahora se vienen tres fechas en Cromañón, el Gessell Rock y después cerrar la primera fecha del Cosquín Rock 2005. Todo esto en cortísimos ocho años de mucha volanteada. Son otros tiempos”.
La nota de Sánchez fue publicada el 22 de diciembre de 2004. También decía: “Los rocanroles de CALLEJEROS tienen un destino, varios destinos que se van a ir descifrando con el correr del tiempo. Y a CALLEJEROS no le importa una crítica mala, porque para ellos ‘Giles son los que sobran’”.
Tres días después de la publicación de la nota de Sánchez, el sábado 25 de diciembre, La 25 tocó en Cromañón. Esa noche se repitió lo que había ocurrido el 1 de mayo durante el festival rolinga que mencionaría Rolling Stone. La media sombra que colgaba del techo del lugar y que había sido elevada todo lo posible desde el primer siniestro, volvió a incendiarse. El hecho no pasó a mayores.
El miércoles 29 de diciembre de 2004, Clarín hacía su balance del año: “El aire fresco vino desde el pop (Miranda!), el rock (Callejeros), el pop rock (Los Tipitos)”.
Callejeros decidió cerrar el 2004 en Cromañón. Tres fechas, una para cada disco. Martes 28, miércoles 29 y jueves 30 de diciembre. Las dos primeras pasaron sin novedades. A la tercera asistió Julieta Rocío Marek, que relató lo que vivió esa noche en un mensaje publicado en la sección “Correspondencia” de la revista Rolling Stone de febrero de 2005: “Eran las siete de la tarde. Estaba con mi prima y no sabíamos qué hacer para que el tiempo pase. A las ocho y diez salimos. Sabíamos que iban a tardar horas en tocar, pero la ansiedad era más fuerte que nosotras. Apenas salimos a la calle, ya se sentía ese aire rockero que hacía poco había llegado al Once junto con República Cromañón. Eso nos emocionaba. Yo vivo ahí, a la vuelta de Cromañón. Así que tardamos un toque en llegar. Nos comimos media pizza y entramos. Eran las 21. Antes de cortarnos la entrada, nos revisaron completamente, hasta nos sacaron las zapatillas. Por lo general, las minas pasan así nomás. Pero esa noche no. Y eso hacía parecer que esta vez iba a ser todo un poco más estricto. Nos cortaron la entrada y nos pusimos las zapatillas, atándonos bien fuerte los cordones para el pogo. Entramos. Ya estaba bastante lleno, pero no se comparaba con la cantidad de gente que hacía tiempo afuera”.
Durante esas fechas en Cromañón hubo tres bandas teloneras. Una por noche. El 30 de diciembre, las primeras bengalas aparecieron durante el recital de Ojos Locos, los invitados de ese día.
“El lugar estaba lleno de banderas, nunca había visto tantas en un lugar tan chico. Pero eso no me pareció raro. No creí que Callejeros pudiera volver a Cromañón, ya que la cantidad de gente que se sumó este año fue récord. Lo que me llamó la atención fue que no faltaba nada para que tocaran y las entradas no se agotaban”, seguía Julieta en su relato. Y agregaba: “Terminó Ojos Locos y subimos para ir al baño, pero el lugar estaba lleno de gente, y con esto quiero decir que el piso de arriba, el cual no tiene más salida que bajar por las escaleras y usar la entrada/salida general, estaba lleno de gente, de gente grande, de pendejos y hasta de bebés. Nosotras bajamos y nos pusimos justo debajo de una ventilación, cerca de las escaleras. El calor era insoportable y no corría aire. Después del pogo con ‘Hablando de la libertad’, el tema con el cual nos metimos entre la muchachada mi prima y yo, porque somos muy fanáticas de La Renga, empezó a hablar el locutor: Chabán, que saltó porque uno del primer piso encendió un ‘tres tiros’ apuntando al techo. El tipo empezó a decir que éramos seis mil personas ahí adentro. Y yo le creí. Pero no me preocupé, porque lo que pasó fue totalmente impensable, inimaginable. Y, sin embargo, lógico”.
“Che, manga de pelotudos, no prendan bengalas, déjense de joder. ¿No se dan cuenta del peligro de esto? Acá hay más de seis mil personas. Si esto se incendia, no se salva nadie. Tomen conciencia, boludos, del peligro de una bengala, de un tres tiros en un lugar cerrado. Puede llegar a ser una masacre”, dijo Chabán desde el escenario.
“Supe más tarde que (Chabán) habló unos veinte minutos. Trato de recordar y me viene como una nebulosa. De lo que me acuerdo es de cuando dijo que en el local había 6000 personas, que no prendiéramos bengalas porque ya se había dado un principio de incendio hacía cinco días, que el techo era inflamable y que tirarlas ahí era criminal. Lo decía de un modo poco convincente y lo único que lograba es que lo volvieran a abuchear. Él seguía como un cura que, aunque la gente se duerma, sigue con su sermón: Si siguen dándole a la pirotecnia, aquí adentro se va a prender fuego y no va a salir nadie. Pelotudos, nos vamos a morir todos como en el shopping de Paraguay”, recordó un testimonio publicado en el libro Cromañón. La tragedia contada por 19 sobrevivientes, de Ezequiel Ratti y Franca Tosato.
Decía Julieta: “Pero a la gente le chupó un huevo. Entonces salió Pato, el cantante, y dijo que escuchemos al tipo porque queríamos una fiesta, no una masacre. Y todos lo aplaudieron, y bla bla… Porque, obviamente, era Pato. Al toque empezaron a tocar ‘Distinto’, el tema con el que empieza el último disco y que pocos (de los que estuvieron) se van a poder sacar de la cabeza”.
En Callejeros en primera persona, de Laura Cambra, otro libro publicado después de la tragedia, Pato Fontanet decía que “antes del incendio, todos convivíamos con las cosas que estaban mal como si fuesen normales”. “Yo siempre tuve dificultades respiratorias. Me ahogaba. ¿Y entonces qué hacía? Terminaba de cantar y me nebulizaba. Si estábamos viendo a una banda y prendían una bengala, nos corríamos. Las bengalas tenían que ver con el rock, con las fiestas del rock y las bandas. Los Redondos, Los Piojos”, seguía.
“Pato cantaba, yo -Julieta- gritaba la letra y hacía lo posible por mantenerme en pie y no separarme mucho de mi prima. Había muchas bengalas, mucha gente y mucho movimiento. Sentía que iba a ser un recital un poco descontrolado a pesar de que la gente callejera es muy tranquila. Entonces arreglamos un lugar para encontrarnos apenas terminara el recital, por si nos separábamos. No sé si llegaron a pasar dos minutos de la primera canción, cuando miré hacia arriba y vi una línea anaranjada en el techo, otro ‘tres tiros’. Cuando reaccioné volví a mirar y el techo ya se prendía fuego. A esa altura yo estaba en el medio de Cromañón y lo último que vi antes de que me llevara la gente fue la cara de Pato. Aunque fue un segundo, vi que tenía una cara de asustado de la que me acordé recién unas horas después”.
Decía Pato Fontanet en el libro de Cambra: “Lo más triste de todo es la careteada del público: los que alguna vez estuvieron, prendieron una bengala o vieron cómo otro la prendía, y de repente se hacen los boludos. El tema no es haber prendido la bengala, el tema es cómo estaba el lugar. Tiene que haber una toma de conciencia de la gente, de las bandas de rock, de todos para exigir que los lugares estén en condiciones”.
“Entonces me llevó la gente, a los tropezones y junto con mi prima, hasta la única puerta (eran dos puertas, juntas; como si fuera una sola grande que te llevaba a dos puertas más, una de ellas estaba cerrada). Llegamos en el momento exacto para salir. Yo no caía, no entendía lo que estaba pasando. No sé si tardamos en salir o no porque estaba completamente perdida entre toda la gente y no podía creer que eso estuviera pasando. Pero cuando salí, ya había pasado, eso era todo. En ningún momento me puse a pensar que adentro había seis mil personas. No se me pasó por la mente pensar que no iban a extinguir el fuego, ni que todo se iba a incendiar tan rápido y que había gente en el primer piso (con sus bebés a cuestas) que no tenía forma de salir. Pensé que al otro día me iba a levantar con el recuerdo de al noche como si fuera (para llamarlo de alguna manera) una pequeña aventura. Ahora no puedo dejar de pensar en todas las víctimas. Si yo lo viví sin dormirme hasta las ocho de la mañana, con los ojos totalmente irritados de tanto llorar, siempre abrazada con mi hermano o mi vieja, no me imagino a todas esas familias. Yo no sé quién tiene la culpa. Pero creo que los chicos que empezaron el incendio, si están vivos, se van a querer matar. Literalmente”, decía Julieta.
En el foro de la web Que no se repita, alguien identificada como Dany-gardelita escribió esto el 30 de diciembre de 2005:
DIMOS LA VUELTA Y NOS ENCONTRAMOS A PIU, SOFIA ( otra amiga) SE FUE C ELLA AL HOSPITAL Y ME KEDE SOLA AHI TONCES VI AL LOKO ESE Q LE ESTABA HACIENDO MAL LO DE RSP A UN CHABON TONCES LE DECIA YO Q SE LO ESTABA HACIENDO MAL PERO EL LOKO NO REACCIONABA TONCES SE LO EMPECE A HACER YO… LAMENTABLEMENTE NO REACCIONO =( APARECE UN LOKO Q ME DECIA Q LE HAGA LO MISMO AL AMIGO TONCES YO COMO PENSABA Q LO HABIA MATADO YO LE DIJE Q NO.. EMPECE A BUSCAR A ALGUIEN PARA Q SE LO HAGA PERO NADIE VENIA, NI NINGUN BOMBERO NI POLICIA NI NADIEE SE LO HICE YO Y SE REHABILITO O COMO SE DIGA TINCHO SABELO Q ME HIZO RE BIEN ENCONTRARTE DESPEUS EN LA MARCHA DE NO ME ACUERDO Q MES PERO FUE LO MAS LINDO Q ME PASO DENTRO DE TODA LA MEIRDA MIENTRAS LE HACIA LO DE RSP VIENE UN CAMAROGRAFO C SU MICROFONITO Y ME PEDIA DE DAR DECLARACIONES LOKO T JURO A ESE CHABON MEJOR Q NO ME LO ENCUENTRE PORQ TODA LA VENA TENGO COMO ME VA A DECIR Q LE ENTRE A HABLAR MIENTARS ESTABA TRATANDO DE Q NO SE ME MUERA TINCHO NONO AGARRE Y ME RE CALENTE EN EL MOMENTO LE ENTRE A GRITAR Y ENCIMA EL HDPO LO Q ME DIJO…WEN LOKA TMPCO PARA TANTO NO T CALENTES COMO ME VA A DECIR ESOO? NONO LA VERDAD Q NUNK LO VOY A PODER ENTENDER SE LO LLEVAN AL FERNANDEZ Y YO ME KEDO DANDO VUELTAS POR AHI ME AGARRA LA MANO UN BOMBERO Y ME DICE Q LE TENGA LA COSA DE OXIGENO EN LA BOCA DE UN CHABON Y ME DICE Q ESPERE AHI HABRAN PASADO 5 MIN Y VUELVE EL LOKO Y SE LO LLEVA OSEA TODO BIEN C TODO…PERO EL LOKO ESE SEGUIA VIVO Y EL BOMBERO AGARRO Y ME DIJO… NO, YA ESTA, HAY GENTE Q TIENE MAS POSIBILIDADES OSEA YO AHORA ENTIENDO ESO… PERO EN EL MOMENTO NO LO PODIA ENTENDER, EL LOKO ESTABA VIVO Y SE LO ESTABA LLEVANDO PORQ YA ESTA….
En algún momento del 31 de diciembre de 2004, un fan de la banda entró a uno de los foros online de Callejeros. Escribió: “Necesito que se acabe esto por favor. Díganme que es una pesadilla. Díganme que es una pesadilla. Díganme que me voy a despertar y todo va a ser como siempre”.
En República Cromañón murieron 194 personas y más de 1400 resultaron heridas. Durante el juicio oral, el perito Osvaldo Raffo declaró que casi todas las víctimas murieron envenenadas al respirar el ácido cianhídrico que se desprendió de los paneles acústicos que estaban en el techo, tapados por la media sombra que recibió el impacto de la pirotecnia.
En los primeros días de 2005 se publicó la grilla del Cosquín Rock, que ese año estrenaba nuevo predio en la Comuna de San Roque. Los organizadores aclararon en el afiche que se trataba de un evento con “100% aire puro”. El show tenía que seguir.
Publicado en Rock Salta
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