Este sábado 9 de septiembre, desde las 22, Perro Ciego, la banda más importante del rock de Salta, va a celebrar los veinte años de Letras Rojas, su segundo disco. El show será en Macondo (Balcarce 980). Las entradas anticipadas ya se consiguen a 3000 pesos (más gasto de servicio) en NorteTicket, Morrison (Mitre 274 y Caseros 646) y Atípiko (Zuviría 408).
Será una fecha especial en la que estarán en primer plano clásicos del grupo como “Resaca”, “Póker y ruletas”, “Azabache”, entre varias más. “Nos dimos cuenta un poco tarde que cumplía veinte años el disco”, dice entre risas Carlos “Pelado” Vega, bajista del grupo, en esta entrevista en la que recordará aquella etapa de la banda que completan Marcelo “Salchi” Dique (guitarra y voz), Martín “Gamba” Aguilera (guitarra) y Pablo “Jopo” Zenteno (batería), y que en esos años todavía contaba con la voz de Federico “Pibe” Acosta.
- Lo primero que se me ocurre preguntarte es qué más hacías en ese momento. ¿Dónde vivías?
- En la época de Letras Rojas yo vivía en la sala de ensayo, estaba fusilado económicamente. Era una época muy divertida en muchas cosas, pero en lo personal era medio dura. El día que empezamos a grabar el disco, mi mamá tuvo el primer ataque fuerte de los terminales. Ella tenía cáncer. El proceso de armado del disco fueron tres o cuatro años en los que pasó de todo. El primer demo lo grabamos en diciembre de 2001, o sea que… (se ríe) Una fecha bien complicada, viste. Y bueno, atrás de eso se demoró un poco la movida, pero estuvimos laburando mucho en el armado durante años. En esos años yo me había divorciado de mi primer matrimonio y obviamente me quedé sin nada. Me tuve que ir a vivir a la sala de ensayo y además tenía que estar con laburos muy ahí nomás, más toda la época… Económicamente era un desastre. Y las tocadas, si bien teníamos, tampoco eran tantas. Por la época estaba todo muy difícil. Pero bueno, así y todo era una época que la recuerdo bien, bien divertida, porque era el proceso de composición. Estaba Fede, era el primer disco con el Pibe. Fluía toda la música normalmente. Y la recuerdo con cariño porque era más joven también (risas).
- ¿Qué edad tenías en ese momento?
- Cuando grabamos el disco yo tenía 29 años. En realidad el disco se grabó entre el 2001 y el 2003. Las sesiones se hicieron con el corralito. Ahí nos dio una mano grande Fidel Puggioni, que tenía en esa época Macondo. Nos ayudó bastante. En la fase final nos dio una mano grande el Café del Tiempo. Y en una época, durante el interín, habíamos trabajado con La Panadería, con Pepe Epifanio. Eran más o menos los lugares donde andábamos dando vueltas. El primer Café del Tiempo, Zátiro. Ahí se forjó todo eso.
- ¿Tenías 29 cuando empiezan a grabar o cuando sale el disco?
- No, cuando salió ya estaba por cumplir 31. Por eso te digo lo que costó el tema del corralito. Era así, para pagar las horas de grabación tenías que hacer las cosas cada tres meses. Hoy es inexplicable, pero vos no podías sacar plata. O sea, no teníamos (risas), pero lo que nos financiaban o lo que conseguíamos de tocadas se cobraba todo fraccionado, porque era la cuestión esta del 2001, que renuncia De la Rúa. Empezamos a grabar con un presidente y terminamos con otro (risas). ¡Con otros! Porque en el camino pasaron varios. Ya estaba Kirchner cuando terminamos. Había ganado. Me acuerdo que un día que lo vamos a empezar a presentar, (lo empezamos a presentar sin estar editado, no hacíamos la presentación formal, pero ya mostrábamos los temas nuevos), era mayo del 2003. En el medio habían estado Duhalde, Rodríguez Saá. Fue un proceso largo. En el interín pasaron un montón de cosas buenísimas. Nosotros estábamos en la etapa en la que nos íbamos haciendo «grandes», digamos. Y me acuerdo que nos jodía mucho la falta de laburo. La estábamos peleando mucho en esa época. Pero así y todo podíamos alquilar una casa para ensayar. Y al poder ensayar le metíamos. Los ensayos eran largos. Y además, el proceso de composición era fluido, era casi todos los días.
- En ese momento, la banda, a pesar de todo, crecía musicalmente.
- Sí, sí. Esos años me parece que fueron los años más fluidos y también más productivos. Salían las canciones. Por ejemplo, «Letras rojas», el tema, es un tema que salió de un par de riffs que tenía Salchi. Yo después le puse la letra. Pero era una cosa así, iba fluyendo. E inclusive empezaron a quedar temas afuera, que fueron algunos de los que fueron a Peón. Es más, en la presentación (se ríe), esto es rarísimo, en la presentación de Letras Rojas, que fue el 7 de junio de 2003, creo que fue un sábado, los cuatro primeros temas que tocamos fueron «Paracaídas», «Dormilón x 8», «Cenizas» y «No sé quedarme». Cuatro temas que no estaban en el disco. Empezamos tocando cuatro temas nuevos en la presentación, que fue en la Casa de la Cultura. Y después sí tocamos el resto del disco, que es lo que vamos a tratar de recrear este sábado. Y bueno, si bien estaba la idea de grabar el disco, también estaba el cope de componer. Le metíamos igual, era así. El Pibe traía un montón de canciones, de ideas. Revisábamos letras, que eso estaba bueno. Teníamos mucho proceso de laburar las letras. Y era un proceso divertido porque Fede en eso era buenísimo. Era bien ocurrente. Era un poco también medio calavera, porque a veces, como yo vivía ahí, caía alguno y decía «che, bueno, toquemos un poco». Inclusive en esa época iban a ensayar Los Kuervos a la sala. Eran ensayos kilómetricos. Los vagos se iban a las dos de la mañana, total estábamos ahí. Era una casa en el centro pero en medio de negocios, o sea que no te jodía nadie.