Foto: Prensa Indie Folks
El rock es así. Hay que componer, ensayar, viajar, tocar, dar entrevistas y a veces buscar mapas europeos en un atlas de Clarín. Al menos eso es lo que tienen que hacer los Winona Riders esta noche, aquí, en las oficinas de Indie Folks, en Buenos Aires.
«Hoy no se va nadie hasta terminar esto», dicen. «Esto» es preparar el flyer para los shows que van a dar en noviembre en Irlanda, Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca y España. Y hay que apurarse, porque el tiempo no está de su lado. Faltan dos días para anunciar la gira y por alguna razón la gráfica les está llevando más de lo pensado. Así que Ricky Morales, uno de los guitarristas, llega con dos atlas enormes que carga en una totebag con el logo del grupo, dispuesto a encontrar imágenes que puedan inspirarlos.
En un sillón está Santiago Vidiri, el bajista, que llegó primero porque trabaja cerca. Luego aparece Gabriel Torres Carabajal, uno de los cantantes. Los tres se manejan como si estuvieran en su casa. Suelen pasar muchas horas aquí ensayando o trabajando en otros aspectos del grupo. Y tienen mucha actividad: Winona Riders es hoy uno de los referentes de la nueva escena nacional. Con tres discos editados y un reciente show en el estadio Obras de cuatro horas y media, el quinteto sostiene orgulloso su chapa de insignia de la renovación del rock argentino.
Formada en 2018 en el Conurbano Bonaerense, la banda se completa con el guitarrista y cantante Ariel Mirabal Nigrelli y el baterista Francisco Cirillo. Muchos la conocen solamente por la eficiente táctica de promoción de 2023, cuando estaba por aparecer el disco debut, Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste, que consistió, básicamente, en salir a decir que Winona Riders era lo mejor que le había pasado al rock nacional en las últimas décadas.
Pero la arrogancia no venía en un envase vacío. Su primer disco no cambió el mundo, pero sí permitió que los Winona pudieran consolidar el fenómeno que protagonizaban en Buenos Aires, donde llenaban sin problemas lugares medianos como Niceto. Tras su debut discográfico, la banda empezó a expandirse y a tocar en las provincias y en festivales importantes como Lollapalooza (donde el año pasado fueron noticia por su crítica a Javier Milei con una bandera que mezclaba la de Argentina con la de Estados Unidos). Luego, en ese mismo 2023 llegó el segundo disco, El sonido del éxtasis. El año pasado, en noviembre, apareció No hagas que me arrepienta, el tercero, que traía «V.V», una canción dedicada a Victoria Villarruel no en los mejores términos.
La semana que viene los Winona se olvidarán por un rato de su gira europea de noviembre y apuntarán al NOA, adonde llegarán por segunda vez para dar shows en Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Jujuy. Antes de los conciertos, la banda habló de su presente, de las polémicas pasadas y de la nueva etapa que comienza luego del emblemático show en Obras Sanitarias.
¿Cómo están después de Obras?
Santiago: Dejamos la vara muy alta para nosotros mismos, me parece.
Gabriel: Yo creo que si bien la vara está muy alta, no deja de ser, no por desmerecer el escenario o la cantidad de gente que había, o la cantidad de horas y temas que tocamos, no deja de ser como una fecha más. Entonces si bien la vara quedó alta, a la vez siento que estamos entusiasmados por lo que viene, por lo que sigue.
Santiago: Sí, bueno, pero hablando más que nada de nosotros, hicimos pretemporada para llegar a ese partido como nunca, boludo.
Gabriel: Eso es cierto.
Santiago: Le pusimos una cabeza…
¿Cuánto tiempo duró esa pretemporada?
Santiago: Y fue desde que lo anunciamos, básicamente, que eran los ensayos tres veces por semana, juntadas de producción con todo el tema de las luces, las pantallas.
Ricky: Escenografía, luces, equipo técnico, backline.
Santiago: Toda la parte del Sindicato del Drone, invitados, no sé qué.
Gabriel: Los vientos.
Santiago: Todo agarrado, nada dejado al azar.
Gabriel: Armar los bloques.
Santiago: También.
Gabriel: Eso lo recuerdo muy engorroso.
Santiago: Hacer un show de cuatro horas, separarlo en momentos de forma tal que sea dinámico. Yo creo que quedamos todos muy contentos con el resultado y quedó eso: lo recontra podemos hacer y ahora más. ¿Cómo pasamos esa vara?
Ricky: Sí, creo que capaz no nos enfocamos tanto en el hito del Obras, sino que es más personal, de tener un lugar acorde a poder explayarte, digamos. Y hacer la producción total que teníamos en la cabeza y que por tocar en otras venues más chicas no podíamos explayarnos o no podíamos producir como nosotros queríamos la fecha. Creo que lo terminamos utilizando más de esa manera. Como un lugar gigante en donde podíamos poner todos los detalles que había en nuestro cerebro. Y después eso: si bien tiene una carga histórica el Obras, es un paso más para nosotros.
Cuando Duki llegó a River dijo algo así como y ahora ya está, se terminó todo. ¿Es pensar en términos numéricos? ¿Ya llegué a lo máximo? ¿No se piensa en términos artísticos? Por la respuesta que ustedes dan, parece más lo segundo.
Gabriel: Siempre es una cuestión artística. Y los números podremos llegar al límite, pero en cuanto a lo artístico no sé si hay un límite. Siempre es una búsqueda distinta.
Santiago: Además Obras no es un River (risas).