domingo, 26 de enero de 2014

Hombre de las cumbres


En el mes de abril, investigadores del Conicet determinaron, tras cinco años de trabajo, que Merlo, en San Luis, es la ciudad con mejor calidad ambiental del país. Se basaron en variables como el confort climático, el nivel de contaminación, la inundabilidad, los ruidos y el estado de las playas y los espacios verdes de cada lugar. Aseguraron tener una “concepción amplia” del ambiente y explicaron que una buena calidad ambiental no significa ausencia de problemas, sino, además, presencia de elementos atractivos en el paisaje y el entorno.

En Merlo está Edelmiro Molinari. Allí decidió radicarse, hace seis años, aún antes de que el Conicet comenzara sus investigaciones ambientales. No parece haber sido azarosa la elección de este músico de 66 años que se crío en el porteñísimo Bajo Belgrano pero terminó como un nómade trotamundos, viviendo en diferentes países. Algo lo llevó hasta allí. Su conexión profunda con la tierra lo depositó en ese lugar. En “Mestizo”, una canción que está en el segundo disco de Almendra, la ópera rock que no fue, ya se mostraba inquieto por la naturaleza y sus alcances. “Voy al sol, y cuando esté seco iré como por el aire hasta vos”, escribió en 1970. En el disco anterior, el mítico debut del cuarteto, Molinari firmó una pieza clave para su carrera y el rock argentino entero: “Color humano”. Desde el primer acople que lo arranca hasta el riff inconfundible, gordo y profundo, se nota que estamos ante una canción perdurable y de una importancia que en su momento quizás no habrán sabido percibir, pero hoy aparece todo el tiempo, en cada uno de sus nueve minutos de duración. Cuando Spinetta emerge para cantar los versos de Edelmiro, todo termina de cerrar: “Beso mares de algodón sin mareas, suaves son, sublimándonos, despertándonos. Somos seres humanos sin saber lo que es hoy un ser humano”. ¡Todo antes de cumplir 23 años!

Color Humano, la banda, fue otra estrella fugaz de poca vida y largo aliento, tras la separación de Almendra. Tres discos entre 1972 y 1974 que aún hoy siguen sonando demoledores por la cohesión que existía entre los músicos que conformaban el grupo (además de Molinari en guitarra y voz, estaban Rinaldo Rafanelli en bajo y David Lebón en batería, luego reemplazado por Oscar Moro en los dos últimos álbumes). Escuchar canciones como “Cosas rústicas”, “Hace casi 2000 años”, “Las historias que tengo”, “Pascual tal cual” o “Sangre del sol” deslumbra y demuestra lo injusta que puede ser la historia del rock con algunos de sus referentes. Es muy difícil conseguir los trabajos de Edelmiro en una disquería. Contacto, el álbum editado en 2012, se consigue en Mercado Libre a $500. El CD de Edelmiro y La Galletita, publicado en 1984 con una banda en la que también estaba Skay Beilinson, está a la venta en el mismo sitio a $300. Su vinilo, a $1.200.

Probablemente Skay sea uno de los pares más cercanos a Edelmiro, no sólo por ser dos emblemas de la guitarra del rock argentino, sino también por su costado espiritual, metafísico. Son personas de una profundidad inusual para la escena. Se muestran y se manejan como tipos que van más allá de lo que estimula el mundo actual de consumo e inmediatez. Enseñan con su manera de vivir. Obligan a pensar. Seguramente por esa afinidad, sus dos guitarras se ensamblan  de gran manera en la canción “Contacto”, del último disco de Edelmiro. Los une algo más que una gran técnica en las seis cuerdas.

Edelmiro Molinari es uno de esos tipos que todos nombran y muy pocos escuchan. Queda bien decir algo sobre Color Humano. Pero lo cierto es que no suena en las radios, no sale seguido en las revistas y suplementos y casi nadie aparece cantando una canción del grupo. Le pasaba a Pappo, le pasaba al Flaco, le pasa a Molinari, como le sucede también a muchos otros músicos del rock argentino que forjaron el movimiento y hoy tienen que ver desde la transmisión online de un megafestival cómo todo se reduce a banderas que tapan el escenario y coros desafinados que tapan la música. Hay que decirlo de manera bestial y con incorrección política: mientras Las Pastillas del Abuelo, Salta La Banca, La Beriso y tantos otros residuos de los noventa, pacos del paco del paco de bandas míticas, llenan más de un Luna Park con públicos que manejan rituales que rozan las actitudes coercitivas; tipos como Edelmiro Molinari y Javier Martínez se tienen que conformar con una salita humilde. Afortunadamente, el rescate que cada tanto hace La Renga, invitándolo a tocar o versionándolo, salva aunque sea un poco ese desequilibrio. Ricardo Iorio también aportó lo suyo, grabando en 2008 una gran versión de “Hace casi 2000 años”, en su disco Ayer deseo, hoy realidad.

Al momento de esta entrevista, Edelmiro se preparaba para tocar el 16 de diciembre en el Hotel Bauen, de Buenos Aires. Aseguraba que se trataría de una fiesta con invitados como Rodolfo García, Bernardo Baraj, Emilio del Guercio y León Gieco. “Lo importante es que es una fiesta entre amigos, una guitarreada eléctrica. El repertorio no es solo el mío, sino que incluyo canciones de personas que admiro profundamente. Vamos a tocar un tema de Jimi Hendrix, las cosas que a mí me han tocado a través de este camino. Realmente es un placer poder hacerlo. Quiero hacer material nuevo mío pero también un reconocimiento a las influencias. Algunas son muy cercanas, como Javier Martínez, Luis Alberto. Otras lejanas: Oscar Alemán, como guitarrista. O lejanas en sentido físico pero no metafísico, como Hendrix. Es lo que me gusta hacer en casa y lo llevo al escenario para pasar un buen momento y apuntar a un año más positivo, a ver si convergemos más hacia el amor y el entendimiento que todo lo que está pasando hasta ahora”, contaba, y sus palabras de unión resuenan con mayor fortaleza después de un comienzo de diciembre caótico, de aprietes policiales en forma de acuartelamiento y una sociedad quebrada entre el saqueo y la intolerancia justificada a lo Micky Vainilla.

 - Yo tenía un tío que fue nacido en Tartagal. Conocí de pasada. No estuve mucho tiempo en Salta, nunca me quedé a pasar unos días. Me encantaría.
- A tocar tampoco, ¿no? 
- No, creo que con Almendra fuimos hace muchos años.
- ¿Y recordás algo de eso? 
- No, porque fue hace muchos años. Y fue una gira por todo el país. Llegábamos a las ciudades y seguíamos porque teníamos que tocar en otra. Eso pasa como un pantallazo.
- En tus canciones decís “en la música sólo hay amor”. 
- Claro, porque es lo único que nos queda. Lo demás está demostrado que no va. Hace mucho más de dos mil años que estamos haciendo lo mismo y no funciona. El mundo está cada vez peor. De los animales venimos siendo lo peor, porque nos arrancamos los ojos los unos a los otros, los seres humanos. Cosa que no hace ninguna otra especie animal. La libertad viene con el amor, si no, no existe. Es muy metafísico esto pero realmente es lo único que existe en contra de todo el materialismo absurdo que estamos viviendo y por el cual estamos haciendo pelota este mundo maravilloso que tenemos.
- Recién citaste “Hace casi 2000 años”, una canción que compusiste a los veintipocos. Ya en esa época tenías ese pensamiento. Pero al mismo tiempo te criaste en Belgrano, en colegios que quizás no iban por el mismo lado. ¿Qué te hizo pensar así?
- En realidad uno no cambia. “Hace casi 2000 años”, “Color humano” y todo eso, fue compuesto en aquella época, cuando éramos muy jóvenes, con Almendra y Color Humano. Pero la realidad es que uno no cambia. Por lo menos yo creo que no he cambiado con respecto a eso. Hay gente que cambia para bien o para mal. Vivimos un momento de ensueño a fines de los sesenta. Había una especie de ensueño en todo el mundo, que a través de la música iba a venir la paz, el amor y todo. Se lo ata al hippismo, a Woodstock, al año 69. La realidad es que eso sí pasó pero terminó disolviéndose en un mundo totalmente materialista y absolutamente despojado de todo esto que nos está faltando ahora: el amor, lo que tiene que emparchar toda la porquería que le hemos hecho al mundo, a la Pachamama, a la tierra que nos dio todo. La estamos depredando de una manera brutal y es por una cuestión absoluta y exclusivamente material. Nada más. Se crean necesidades que no son tales, contaminamos todo. No miramos más allá. No pensamos. Como dijo un jefe Piel roja, la tierra no es algo que heredamos de nuestros padres, sino que es algo que heredamos de nuestros hijos, y es nuestra obligación cuidarla para ellos. Y estamos haciendo todo lo contrario por cuestiones materiales. Lo metafísico no existe en eso. Hacemos cosas por dinero y punto. Y ahí se va todo al diablo.
- Es como decís en una canción: “todo el que mata casi siempre usa corbata”. 
- Y sí, porque es un poco esa hipocresía. Es lo mismo en términos de la política. ¿Qué vine pasando con la política? La política, como término, no existe, no tiene significado. Es nada más el acomodo que hacen algunas personas de lo que está pasando y nos pasa a la gente pero para provecho propio, no es para mejorar el estado de todo el mundo. Le preguntaron al Dalái Lama qué era lo que más le sorprendía de la humanidad, y dijo “el hombre”. Porque sacrifica su salud para ganar dinero, y cuando lo consigue sacrifica su dinero para recuperar su salud. Y está tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente. Entonces el resultado es que no vive ni en el presente ni en el futuro, vive como si nunca fuese a morir, entonces muere sin haber vivido realmente nunca.
- Es tremendo (risas).
-  Y totalmente. Profundamente, es así. Hay palabras de ciertos tipos que son tan reales que son impresionantes. Son hombres sabios. Algunos ángeles que pasan por acá.
- Te lo dicen de una forma tan simple que te destruyen. Te hacen replantear muchas cosas.
- (Se ríe) Exactamente. Esa es la cuestión: seguir con este asunto. No me acuerdo qué Papa dijo “el que construye sobre dinero, construye sobre arena” (N. de la R: Benedicto XVI). Y esa es otra absoluta realidad. No podés decir más nada. En cambio, si vos construís sobre amor, no vas a construir para tu provecho propio, valga la redundancia, sino que van a ser otras las razones. Y la codicia, la hipocresía, las traiciones y todo eso, dejarían de existir.
- Vos te mudaste a San Luis hace seis años. ¿Tuvo que ver con escaparse de Buenos Aires y todo el lío de las  grandes ciudades?
- Sí, yo viví la mayor parte de mi vida adulta fuera del país. Viví 23 años en Los Angeles, casi un año en Hawái. Después volví, me fui a vivir a Chile, que estuve como cuatro años más. O sea que son muchos años fuera en mi vida de adulto. Uno espera dejar una estela un poco más clara, a eso es lo que aspiro. Porque no me gusta esto que estamos dejándole a nuestros hijos. Tenemos que hacerlo diferente, tenemos que dejarnos de joder y realmente enfocar las cosas como se deben enfocar. ¿Pero cómo cambiás a todo el mundo de eso? De la codicia, la hipocresía, de la traición. Vos sabés que el general San Martín, que realmente fue un santo, tuvo dos vueltas a Buenos Aires. Normalmente mencionan una, pero en la segunda vuelta intentó quedarse. Vino a Buenos Aires y se quedó durante un mes en el barco que lo trajo. Vino con otro nombre. El tipo llegó, recaló el barco después de meses de viaje desde Europa y no bajó. Un marinero le fue a decir al capitán que había un tipo que no se quería bajar. Y el capitán lo dejó quedarse mientras estuvieran. Lo que hizo San Martín fue que se encontró con los compinches de aquella época. Los mandó a llamar al barco y habló con ellos. Y el tipo vio que acá nos estábamos destrozando, porque estábamos todos divididos, tal cual estamos hoy. Una división extraordinaria. Algunos se creían señores de algunos terrenos, otros de otros, había peleas políticas. Y el flaco decidió no bajar, no pisar nuestra tierra porque había dicho que jamás iba a desenvainar su sable para derramar sangre de nuestro propio pueblo. Y se volvió, lo cual es una tristeza. Pero fijate que eso ya pasaba en aquella época. Y volvió a Francia y ahí quedó.
- Recordé el verso del tema “Color Humano”: “somos seres humanos sin saber lo que es hoy un ser humano”. No sé si ya sabremos definirnos. 
- Claro, bueno, es lo que sentí en el momento en que me salió esa canción. Porque si nos ponemos a pensar, eso es lo que nos está pasando. El conocimiento se puede dividir en dos partes: una parte científica y una parte metafísica. La parte científica la humanidad voló. Pasamos de la piedra a la rueda, de la rueda a los jets y a lo que tenemos ahora. En la parte metafísica, donde uno puede incluir todas las cosas como el amor, y están también las religiones, donde está lo que no es material. Ahí no triunfamos en nada. Nos dividimos como locos. Cada uno creyó en la suya o tuvo un concepto. Si Jesucristo se hubiera encontrado con Buda, Mahoma o Moisés, no creo que se hubieran cagado a palos y se hubieran matado entre todos ellos. Al contrario, quizás hubieran formado una sociedad filosófica donde cada uno podría aportar lo que traía. Eso se podría haber concretado y haber desparramado en la humanidad. Pero no pasó así. Nos dejaron en pelotas porque se tomaron interpretaciones de cada uno de ellos. Algunos dijeron que eran ángeles y otros dijeron que eran diablos y se eliminaban y seguimos hasta el día de hoy así. El problema más grande que hay en el mundo, las dos razones máximas de guerra y del estado en el que estamos, son económicas y religiosas. Nada más que eso. Todos tienen derecho a creer en alguna cosa en particular, pero más allá de eso somos una sola raza. No importa si somos amarillos o rubios o blancos. Somos exactamente lo mismo. Si comprendiéramos eso, creo que iríamos unidos hacia adelante, hacia lo que no podemos entender porque no llegamos a ese nivel. Es un nivel superior.
- ¿Deberíamos volver a los valores nativos, como vos decís en tu disco Contacto?
- Claro, de alguna manera eso sería una forma de poder rescatar algo.
- ¿Y cuáles son esos valores nativos?
- Todo lo que vos consideres que lo nativo tenga de belleza y pureza. Obviamente, antes las cosas eran diferentes. Ahora han cambiado mucho. Nos han metido en un mundo materialista donde  se piensa en forma de materialismo. Es una época muy jodida, porque es muy difícil hablar adelante de chicos muy jóvenes, pero en los países donde hubo guerra y en otros también, se cazan niños y niñas para vender los órganos. Se lo congela y se los vende a la gente que tiene guita y los quiere comprar. Y si eso no es un horror, yo no sé qué es un horror (risas).
- Es difícil conseguir tus discos en físico. Contacto en Mercado Libre se vende a $500. 
- No, pero eso es mentira. Es porque vino un tipo, me compró un disco a mí y lo vende a $500. Está loco. Ahí tenés, este mundo materialista que es una porquería. Primero, el disco lo pueden conseguir contactándose con la página oficial mía. Lo que no tenemos es intermediarios, porque no sirve para nada. El intermediario es la persona que hace guita sin hacer nada. Eso va en todos los niveles. Hace unos meses, gente del campo fue con camiones llenos de leche y otros con vegetales. Pararon y vendieron la leche a $1,50, que era lo que el intermediario les pagaba a ellos. Y ellos le vendían directamente a la gente. Fue maravilloso. Mostraron que ésa es la verdad, que no son ellos los que venden el litro a $7,50. ¿Entonces por qué todos esos intermediarios? Bueno, es el mundo materialista del que estamos hablando, que nos aleja a todos de lo que nos corresponde.
- Seguramente el tipo que vende a $500 tu disco especula con la dificultad que hay para conseguirlo en las disquerías. Eso seguramente responda a que el mercado discográfico ha sido muy injusto con vos, te ha dejado muy de lado.
- Con todo el mundo, no conmigo solo. Son un producto directo de todo esto que estamos hablando. Fijate que las compañías de discos, cuando uno firma, si vos no te das cuenta, te firman para siempre. Suponete, un músico muy bueno: si los tipos dejan de sacarle el disco le borran su carrera artística, lo borran para siempre. Son cosas anticonstitucionales e inmorales. Da mucho para pensar  y se necesita que nosotros pasemos el poco conocimiento que tengamos a las nuevas generaciones para que ellos vayan abriendo cada vez más los ojos y se vayan borrando todas estas atrocidades.
- La Renga te invitó varias veces a tocar. En los noventa circulaba un pirata de ellos haciendo “Cosas rústicas”, ahora grabaron “Hace casi 2000 años” en vivo y circula el video. Se nota tu influencia en ellos. 
- Fue un placer conocerlos. Cuando yo regresé acá, a Argentina, ellos ya eran muy conocidos. Me comentaron unos amigos lo mismo que me dijiste vos y al final nos encontramos con ellos y nos hicimos hermanos de sangre, de espíritu y de todo. Y ahí tenés: ellos son un baluarte de la independencia. Porque en todas sus cosas no transan con ninguna radio, con ningún promotor, no ponen un aviso en los diarios. Y es el grupo que más convoca gente en nuestro país. Porque son el ejemplo perfecto de la devoción, de la pasión. Tienen toda la libertad del rocanrol y son independientes. Todo lo que no le gusta a los monopolios. Son un emblema cultural, social y de amor. Realmente es un placer que existan.
- ¿Por qué Color Humano duró tan poco y produjo tanto y de tan buena calidad? 
- Son cosas que atañen un poco al mundo. Me parece que tuvo que ver que en todo el mundo, más o menos a principios de los sesenta, cuando aparecieron Los Beatles y Los Rolling Stones, hasta fines de los setenta, hubo una salida especialmente en la zona intermedia, que son fines de los sesenta y principios de los setenta, hubo una generación de música en todo el mundo que fue increíble. Fue un fenómeno mundial. Había grupos en cada país con su propia expresión, que les estaban cantando a su gente. Y a nosotros nos pasó que nos tocó eso. Claro que persiguiendo los propios ideales. Lo más lindo de todo es que todo lo que se hizo en esa época ha perdurado y llegamos hasta el año 2013, que yo jamás pensé que iba a llegar. Cuando compuse “Hace casi 2000 años” decía “yo en el 2000 no voy a existir”. Sin embargo, aquí estoy. Así que ahora canto “hace más de dos mil años que pienso en lo mismo”, pero todavía no encuentro solución. Porque en realidad hay que vivir el hoy, el presente. Nosotros estamos pensando siempre en el futuro en base a lo que pensamos. Y lo que pensamos está basado en el pasado. No estamos en el hoy. Entonces, creo que lo que hay que vivir es el hoy, desprenderse del pasado y de esa manera, si vivimos plenamente el hoy, viendo la verdad en lo falso, va a haber un cambio radical en todo el mundo. Pero esto no es cosa fácil (risas).
- Y si vivimos el hoy, mañana será mejor, como decía Luis Alberto. 
- Sí, ahí está (risas).  


Entrevista publicada en el número 18 de la revista Rock Salta, de diciembre de 2013. 

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