lunes, 6 de julio de 2020

Apuntes sobre Rosario Bléfari

(En 2014 en Salon Pueyrredón, al frente de Sué Mon Mont. Foto: Facebook Rosario Bléfari)


Agarro el libro "Más o menos bien", de Nicolás Igarzábal. Retrata al "indie argentino en el rock post Cromañón". Rosario Bléfari es nombrada 16 veces. Hay entrevistas por sus distintos proyectos y referencias de musicxs que reconocen su influencia. El suyo es uno de los nombres que más aparecen entre El mató, Santiago Motorizado, el Matienzo, el Konex, El Zaguán, Festipulenta. Charly García tiene un porcentaje alto y sorprendente en esa lista. Es que el rock argentino es una continuidad lógica que se retroalimenta todo el tiempo. Todas las generaciones llevan marcadas los pasos previos.

No es nuevo decir que Rosario Bléfari fue una referente para el indie de la última década y media. Ella misma lo asumió en el libro de Nicolás. Cito un fragmento de la página 160:

- ¿Quién creen que tomó la posta de Suárez en estos años? 
- Rosario: La primera vez que vi a El mató, que fue en un show en el Konex, tengo que confesar, me acordé de Suárez. Fue una situación extraña. Tenían esa meseta del krautrock que usábamos mucho. De uno de nuestros hilos basaron toda una obra. Quizá ni escucharon Suárez, pero se nota que tenemos influencias en común. 

Un poco más abajo, en la misma página:

- ¿Te sentís referente de las bandas indie actuales? 
- Rosario: Una vez pasé música en un BAFICI y me alcanzaron un demo unos chicos que resultaron ser los 107 Faunos. Y cuando fui a tocar con ellos a La Plata por primera vez estaban re emocionados. Tengo una discoteca que fui armando estos 10 años con todos los discos que me regalan las bandas. Lo tomo como un agradecimiento, una muestra de cariño. Lo que más me gusta es que me encantan esos grupos. Los admiro yo a ellos. Tengo como 200 discos y todos tienen una gotita de Suárez. En los noventa nos sentíamos una isla y no cuajábamos con ningún grupo. En esta vuelta sentimos que pertenecíamos a una familia y una escena, que ya no éramos los bichos raros. Ver entre el público a los músicos de El mató, 107 Fauno, Los Reyes del Falsete y otro más jóvenes también, fue muy significativo. Fue una sensación de "ah, entonces la gente nos siguió escuchando". 

El Sí de Clarín fue la primera ventana por la que espié a Suárez. Años 90. Quizás el 99, quizás el 2000. La nota hablaba de la gira que el grupo había hecho por España y mostraba a los músicos en la playa. Rosario en bikini, el flequillo aplastado por el agua y una pose media desafiante. Parecía PJ Harvey. O yo me la acuerdo así.

"Río Paraná" rotaba una barbaridad en MuchMusic. No tanto como los temas de Los Piojos pero bastante para una banda que sentía que no pertenecía a ninguna escena.

Pero Rosario también era actriz. Me enteré viendo una nota que creo que la hizo Raúl Perrone en Canal (a). También 2000, 2001, 2002. Rosario ya estaba vestida como una chica indie del 2015. O yo me la acuerdo así.

2001: foto de Rosario embarazadísima en una Rolling Stone que reseñaba un show de Suárez ese verano. Creo que fue el último recital de la banda antes de la separación.

2008, la entrevisto una tarde de diciembre en el altillo del Paseo Aldeano, la galería donde funcionaba Radio Dinamo por aquellas épocas. No conocía mucho de los discos solistas de Rosario. Preparé la nota lo suficiente como para no estar en bolas. Ella era súper agradable, predispuesta para contestar. Fue a la radio con un guitarrista, que creo que era Javier Marta. Hicieron un par de canciones al aire. El casete debe estar en algún lugar de la casa de mi vieja.

Esa noche Rosario cantó con Javier en El Teatrino. Guitarra y voz a sala llena. En un momento se largó una tormenta impresionante y la música se fundió con la lluvia sobre el techo de chapa del teatro. Podría haber sido otra influencia del krautrock o la Velvet. Un ruido blanco que hacía de colchón monocorde. Después del recital hice la cola para el baño y Rosario estaba adelante. Me sentí obligado a decir algo. Le dije la verdad: estuvo buenísimo. Al rato nos quedamos todos en la puerta mirando cómo llovía. El dueño del teatro nos echó a la mierda a los gritos. Todavía me arrepiento de no haber comprado la caja de discos de Suárez que vendían en la mesita.


                       

Hace poco escribió en Twitter que una vez cantó y grabó unos demos con Charly García. La sesión quedó en un casete que no trascendió."Lo bueno de aquél encuentro fue ver la capacidad de trabajo de alguien y me señaló que no usara el tú. Nunca lo usé", contó.

Apenas me enteré de la muerte de Rosario me acordé que venía escribiendo en La Agenda. Rosario también era escritora. Fui a su último texto. Es del 21 de junio, hace dos semanas. Se llama "La confianza se entrena". Imposible no relacionar todo lo que pasó con lo que escribió:

"Anoche, esta madrugada, me desperté cerca de las tres y me levanté. Muchas veces lo hago, es lo que vengo haciendo, dormir por períodos más cortos y hacer eso que hago: dar vueltas por mi habitación taller, y eso es lo que quiero, estar ahí y mirar y disponer colores y formas. Grabar algunos sonidos. Me levanto porque apenas me despierto veo una nueva oportunidad, se abre un espacio de tiempo".

Me tiro en la cama y compruebo que no es necesario ningún esfuerzo, estoy adentro, lo que entrené y dispersé, me contiene. No quiero perder un segundo de flotación, miro, miro y miro y cierro los ojos también durante períodos cortos, para volver interesada a percibir cualquier vibración de color y forma.  ¿Qué es lo que está pasando? Quiero más y más.

Ahí estaban al fin después de toda una vida en esta casa que ahora habito como una certidumbre. Un día mi mamá pensó que había que hacer una quinta y mi papá empezó a ir al INTA donde daban un curso de huerta orgánica y proveían de semillas y hasta para quien quisiera tener un gallinero les explicaban y daban cinco pollitos para empezar. 

No hubo más quinta, el impulso de mi mamá fue el de construir y empezó a impulsar esa idea. En esa construcción se incluía el cuartito en el que ahora me refugio. Mi mamá murió sabiendo que ese espacio nuevo existía. Entonces pude intervenir con aguaribay, chañar, pasto y empezar un jardín cuidado por mi papá solo. Una noche de tormenta, yo en Buenos Aires, el aguaribay se partió al medio. Nina le había puesto Edmundo, por la calle donde está la casa. Solo quedó un tronquito partido. Un amigo dijo: déjenlo así, y sobrevivió. Lamento no haber estado más tiempo acá, disfruto cada momento. 

 En este momento entra el sol en la casa y promete un día más. ¡Vamos por un día más!

En Twitter Rosario es la máxima tendencia. El público masivo aún no la conoce pero su obra parece sostener muchísimas otras. En realidad todos la escucharon. Todavía no se dieron cuenta.

No hay comentarios.: