viernes, 25 de febrero de 2022

               

No puedo creer que Rodrigo Espina se haya muerto. No sé qué le pasó, pero sí sé que no lo vamos a olvidar tan fácilmente. Rodrigo hizo "Luca", uno de los mejores documentales sobre rock argentino. Lo presentó por todo el país en funciones armadas especialmente, fuera del circuito clásico de cine. Eran jornadas en las que no solo se podía ver la película, tan emocionante, sino que además se podía charlar con el propio Rodrigo. En muchas ocasiones también viajaba Andrea, el hermano de Luca, para completar la experiencia. 

Yo pude ver la película en el verano de 2009, en Salta. Éramos muy pocos esa noche de domingo en la que repartieron cerveza y empanadas y la entrada era gratuita. Después de ver el documental nos quedamos alrededor de Rodrigo, en ronda, sin micrófonos ni nada, hablando de Luca y sus circunstancias, que son tantas. 

Esa noche pude entrevistar a Rodrigo, que estaba contento, agradecido con todos los centros culturales que lo habían recibido, y también estaba indignado con algunos miembros de Sumo que le habían negado los derechos para usar canciones clave como "Heroína" y "Crua chan". No faltaba tanto tiempo para que Divididos saliera con "Muerto a laburar", una canción donde Mollo y Arnedo se despegaban de aquellos que persiguen las leyendas pensando en hacer plata. Pero es injusto colocar a Rodrigo Espina en ese grupo de gente. Nadie está catorce años con un proyecto si lo que busca es ganar guita. Además, ¿quién está autorizado a contar las historias que nos apasionan? ¿Los que las vivieron? ¿Los que estuvieron ahí? ¿O todas aquellas personas que se sintieron movilizadas y tienen algo para decir?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso documental. El tema intereses y demàs, no cabe en este caso...

Fede dijo...

Para nada interesado. Pura pasión.